La 25 edición de San Sebastian Gastronomika-Euskadi Basque Country deja momentos para la historia. Toca agradecer su labor a sus artífices y a quienes día a día trabajan por él, pero también a chefs, patrocinadores y visitantes porque, sin todos ellos, no sería así de grande [ TEXTO: iÑIGO BELASTEGUI ] La edición número 25 de San Sebastian Gastronomika-Euskadi Basque Country incluía todos los ingredientes para ser histórica. Tuvo un programa con personalidades de talla mundial en el Auditorio del Kursaal, gozó también de la fuerza que da el apoyo de las instituciones y los patrocinadores, presentó un ambicioso programa de actividades y unos premiados de proyección mundial y, además, previó un acto singular en forma de fiesta en el Palacio Miramar en el que se homenajearía, además, a los hermanos Arbelaitz. Las bases estaban puestas y solo faltaba un condimento, aunque esencial, que es el sentimiento, la emoción. Y, sin duda, Gastronomika fue, en esta 25 edición, un congreso en el que los sentimientos estuvieron a flor de piel. Durante estos cuatro días, el sol lució en lo alto del cielo donostiarra con un clima más propio del verano que de octubre. En el interior del Kursaal, con esa luz espectacular que entraba por los ventanales, nadie atisbó nubarrones, ni en el cielo, ni en el horizonte de un congreso que sigue dando pasos al frente. Hasta siempre, Roser Y, empezando por el principio, en él se vivió un momento para la historia del Congreso, cuando en el acto inaugural Roser Torras, directora de Gastronomika, decidió dar el relevo a Benjamín Lana. La 'mamma' de la cocina subió al escenario para pronunciar su discurso más emotivo, pero ella también escuchó otros testimonios que dejaron claras no solo su importancia en el Congreso y, por ende, en la cocina nacional e internacional, sino su calidez humana. Todos tienen claro que Roser seguirá estando ahí y seguro que tienen razón. En el Auditorio, arropada por sus más fieles compañeros y estrechos colaboradores, brindó por esta nueva etapa de San Sebastian Gastronomika. Aplausos y velas Quizás fue el momento más emocionante, pero Gastronomika nos dejó otros muchos más. Por ejemplo, esos premios y homenajes a Ferran Adrià o los hermanos Arbelaitz, entre otros; a Andoni Luis Aduriz soplando 25 velas por Mugaritz ante todo su equipo en la sorpresa que René Redzepi le preparó durante la ponencia del danés; ese delicioso diálogo entre Ignacio Medina y José Andrés que terminó con el cocinero levantando al público del Auditorio para que, en pie, aplaudiese a los Adrià, Arbelaitz o Juan Mari Arzak; a Alex Atala o Ricard Camarena haciendo la compra en La Bretxa para su ponencia; una irrepetible fiesta en Miramar o una foto de equipo con sabor a despedida, pero también a orgullo por el trabajo bien hecho. Y, como estos, seguro que cada uno de los visitantes, de los congresistas, de los organizadores y de los trabajadores tiene otros muchos momentos que guardará en su memoria para siempre. Fue el congreso más numeroso, el más cuantioso y el más internacional, con una proyección mundial también en los medios. Fue, definitivamente, el mejor congreso. Javier Yurrita, uno de los artífices de Gastronomika desde sus inicios, fue quien, también en el acto inaugural, dijo unas palabras desde el estrado. Un discurso que acabó con una tajante conclusión: «Este es el mejor congreso de gastronomía del mundo. Sí, lo es. Larga vida a San Sebastian Gastronomika». Así sea. UNA EDICIÓN QUE MARCA UN ANTES Y UN DESPUÉS 41
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